Noticia: ” El 62% de los conductores españoles considera que la conducta al volante ha empeorado”.
Siempre se ha dicho que cuando menos nos ponemos al volante nos transformamos. Sufrimos una metamorfosis inversa a la de las mariposas: nos convertimos en capullos. Pero eso no es del todo cierto. Hay casos en el que los conductores nos volvemos agresivos antes de subir al coche. Por ejemplo, cuando vas a buscarlo y no lo encuentras, y dices ” me lo han robado, me lo han robado”, y el que va contigo dice “no,no, se lo ha llevado la grúa”. “¿Cómo lo sabes?,¿cómo lo sabes?”, ” Es que allí hay una pegatina fosforita”. Dices “es verdad, es verdad”, y te hace una gracia…. Y tienes que ir a buscar un taxi: “¿Qué?, se ha llevao el coche la grúa, ¿no?”. “Lléveme”. “Claro, como aparcamos en cualquier sitio…” ” Lléveme y cállese”. Y llegas al déposito y te humillan. Es el Pryca de las multas. Las firmas y dices: ” Yo no estoy de acuerdo, ¿puedo no pagar la multa y llevarme el coche? Como ciudadano…. ¿ de la Constitución española?”. “Firme y calle, que hay cuarenta coches más”. Y tú firmas como un capullo y pagas 15.000 pelas que, joder, de tenerlas a no tenerlas, 30.000, como decía una amigo mio. Después sales del déposito municipal, ¿y como vas a estar?¿cariñoso?No: agresivo.
Por tanto, la agresividad al volante no sale porque sí. Muchas veces es fruto de la provocación. Una vez, mi sobrina pequeña, que ahora ya es mayor, me preguntó estirándome la americana: “Tío, tío”. Claro, al ser mi sobrina…. ” Qué quieres guapa, y estate quietecita con la americana”. Dice mi sobrina: ” ¿Qué es un segundo?”. ” El tiempo que pasa entre ponerse verde un semáforo y pitarte el taxista de detrás”. Y es verdad. Los taxistas tienen una habilidad especial para tocar el claxon. Lo pitan todo. ¡ Se pone verde y ya pitan! Que dices: “¡Un momento, que la orden todavía no me ha llegado al cerebro!”. Hay un instante que la cabeza procesa la información y dice: “Está verde, ya puedes tirar”. Pero con eso, enseguida te pasan un par de segundos. Pero a los taxistas no. Como normalmente pasan en ámbar….”¡Venga coño, venga!” Y eso es una provocación.
Como los que te hacen luces en la autopista para que los dejes pasar. ¡Que rabia! Parecen que digan: “¡ Apártate que molestas!”. Y los demás chulos ponen el intermitente, y se pegan a la izquierda, como diciendo ” que tengo que pasar, que tengo que pasar”. “Pasa por la mediana, capullo, que yo no me muevo. Que soy el primero, o sea, que me la sopla”. Eso sí: siempre hay el típico orgulloso que, antes de apartarse, quema el motor del Seat Panda. Lo ves allí encogido, como para correr más, que se piensa que va en una moto, y con el coche moviéndose como una lavadora cuando centrifuga: ” De este carril no me mueve ni la Guardia Civil: ¡yo llego primero a Salou!”. Y realmente llegó, pero sólo con el volante, y él corriendo. Iba con un Panda de aquellos que llevan conejitos que ponen Full Injection . Que dices: “¿Dónde vas con eso?” “Es que me lo regalaron..” “Calla, hombre, calla!¡Hortera!”.
Luego están los que te hacen luces para avisarte de todo: son las almas caritativas de la carretera. Es aquella persona soltera o separada que, de tanto circular por el mismo sitio, ya se conoce la carretera y está pendiente de todo. Lo ves, siempre tan amable, cric-cric-cric, te hace luces. Y tú piensas: ” ¿Qué pasa?”, y llevas las luces encendidas. Y los ves que te saludan al pasar, como queriendo decir: “Soy amable”. O cric-cric-cric, y te hacen el gesto de que llevas la puerta mal cerrada. Que dices: “¡No, es por si quiero suicidarme!”. ¿Que te falla una luz de freno?¡Uy! Entonces ya es: “Cric-cric-cric, cric-cric-criiiic, ¡¡¡croc-croc-crooooc!!!!!. Hasta que ellos mismos se meten el hostión. Son como Michael Landon en Autopista hacia el cielo , una especie de ángeles de la guarda. Están enfermos de avisar. Una vez paré en un área de servicio para hacer un pipí, y cuando salgo, un tío me empieza a seguir con el coche. Digo “hostia, un paranoico”, venga hacerme luces, venga hacerme luces, y yo no entendía las señales….Hasta que me paro y le digo: “¿Qué pasa?”. Y me dice: “No, sólo queria avisarle que lleva la bragueta abierta”. Y yo el dije: “Usted sabe cómo pienso entretenerme en el viaje?¿A usted que le importa?”. Y el tío me dijo:”Perdón: aqui ya he acabado”. Era un hombre bueno, ya está. Resulta que me había visto cuando salía del lavabo y me lo venía diciendo haciéndome luces. El tío iba a Girona….¡y llegó hasta Francia! Dice: “He venido a Francia para decirle lo de la bragueta”. Me lo miré con una cara….Dice: “¿Que no se ha fijado que se lo decía en morse?”. ¡Como si yo tuviese que saber morse!.
Son esas pequeñas cosas las que te acaban convirtiendo en un conductor agresivo. Las que provocan que el resto de los conductores te den rabia. Por ejemplo, los que conducen con el brazo fuera de la ventana. Pero no con el codo……¡con todo el brazo fuera! ¡Como si fuesen buscando espárragos! ¡Que rabia! Dices: “Este tío, llegará al peaje sin brazo, porque a la que pase un camión de Leche Pascual, está listo”. Es el tío que va se sobrao , normalmente con un pañuelo en el cuello, con un descapotable, aunque esté a punto de llover, que piensas “ya lloverá, ya…”. O los que llevan la música a toda pastilla. Y van con una cara como si no oyesen nada. Que dices: “No, no te hagas el chulo, ¡que te está a punto de sangrar el tímpano!”. Y el tío, chillando: “¿Tú crees que está fuerteeeee?”, que ya esta sordo como una tapia.
Por no hablar de los que hacen pelotillas cuando están en un semáforo. Creo que todos….,¿no? Parece que parar el coche sea sinónimo de mover los dedos. Es lo que decíamos de la orden: el cerebro envía una orden, ¡y dedos a la nariz! Y los dedos, entre ellos: “cuál te quedas?” “este mismo”, y venga, a hurgar. Uno dice: “Voy cambiando para que no se enfanden los otros”. Después etán lo más viciosos, que se dejan la uña del dedo meñique laaarga….Para hacer de pala. Dice: “Es que toco la guitarra”. ¿Sí? ” Tu haz pala que así sacas más cantidad, ¡que yo te he visto!”. Y el problema no es sacar, por que cada uno es libre de hacer lo que quiera con si nariz. El problema es dónde lo pones. ¿Te lo guardas en la mano? Vas conduciendo y te llaman al móvil y aquello va creciendo…. Y ves llegar tíos con una bola en la mano que parecen la Virgen de Montserrat. Normalmente el tío dice : “Yo lo dejo debajo del coche, como es mío….”. Oh, es tuyo, es tuyo….¿Y si lo coge tu mujer? Imagínate que busca pintalabios que se le cayó un dia, o una hombrera, y sale aquello…. ¡Que parece el monstruo del pantano! Asqueroso, muy asqueroso. Racionalicemos un poco este tema: la mejor opción es hacer una bolita y cuando está reseca, fuera. No hace falta guardarlo, que tenemos más. No nos las acabaremos…., por eso, no hay que sufrir.
Uno de los principales focos donde se concentra más agresividad es en las retenciones. Estaríamos hablando del Vietman de la rabia. De entrada, te cabrea mucho no saber por qué estás parado. ¿Por qué? Siempre hay el tipico que sale y hace de portavoz. Es ese hombre de mediana edad, domingueros para más señas, que va informando. “Parece que hay un accidente….Como mínimo…dos horas…” Y la mujer : “Súbete al coche, súbete al coche”. “Calla”. “Súbete al coche que arrancarán…” “¡ Que te calles!. Normalmente siempre es culpa de algún animal: un camión de cerdos, un rebaño de ovejas, una manifestación contra los inmigrantes…Encima, la cola de al lado siempre avanza más rápido que la tuya. Dices: ” Me pongo a la derecha, que ésa va bien” Y cuando entras, se ponen todos de acuerdo: “Atención, ha entrado el gilipollas” Y ves pasar al que llevabas detrás, que ahora va primero…..Y al final, el coche de atrás engancha tanto, que te acaba dando por culo. Dicho en el mejor sentido, si es que lo hay.
Después de una dura jornada al volante, llega la hora de irse a casa, y es entonces cuando te preguntas: si es el universo infinito, ¿por qué cuesta tanto aparcar? Dices: “Chata, ve subiendo que ya aparco yo”. Y cuando llegas a casa: “¿Dónde estabas, dónde estabas?”. Y tienes que decir: “¡Estaba aparcandoooooooo!”. Éste es el último obstáculo que hay que superar antes de llegar a casa con las pilas cargadas. Cargadas de mala leche.
Moraleja: si tenéis que salir con el coche, llenad bien el déposito, pero sobre todo cargaos bien de paciencia. Porque más vale perderse por el camino que perder los estribos.
17/07/07 Publicado por taximarbella
Por tanto, la agresividad al volante no sale porque sí. Muchas veces es fruto de la provocación. Una vez, mi sobrina pequeña, que ahora ya es mayor, me preguntó estirándome la americana: “Tío, tío”. Claro, al ser mi sobrina…. ” Qué quieres guapa, y estate quietecita con la americana”. Dice mi sobrina: ” ¿Qué es un segundo?”. ” El tiempo que pasa entre ponerse verde un semáforo y pitarte el taxista de detrás”. Y es verdad. Los taxistas tienen una habilidad especial para tocar el claxon. Lo pitan todo. ¡ Se pone verde y ya pitan! Que dices: “¡Un momento, que la orden todavía no me ha llegado al cerebro!”. Hay un instante que la cabeza procesa la información y dice: “Está verde, ya puedes tirar”. Pero con eso, enseguida te pasan un par de segundos. Pero a los taxistas no. Como normalmente pasan en ámbar….”¡Venga coño, venga!” Y eso es una provocación.
Como los que te hacen luces en la autopista para que los dejes pasar. ¡Que rabia! Parecen que digan: “¡ Apártate que molestas!”. Y los demás chulos ponen el intermitente, y se pegan a la izquierda, como diciendo ” que tengo que pasar, que tengo que pasar”. “Pasa por la mediana, capullo, que yo no me muevo. Que soy el primero, o sea, que me la sopla”. Eso sí: siempre hay el típico orgulloso que, antes de apartarse, quema el motor del Seat Panda. Lo ves allí encogido, como para correr más, que se piensa que va en una moto, y con el coche moviéndose como una lavadora cuando centrifuga: ” De este carril no me mueve ni la Guardia Civil: ¡yo llego primero a Salou!”. Y realmente llegó, pero sólo con el volante, y él corriendo. Iba con un Panda de aquellos que llevan conejitos que ponen Full Injection . Que dices: “¿Dónde vas con eso?” “Es que me lo regalaron..” “Calla, hombre, calla!¡Hortera!”.
Luego están los que te hacen luces para avisarte de todo: son las almas caritativas de la carretera. Es aquella persona soltera o separada que, de tanto circular por el mismo sitio, ya se conoce la carretera y está pendiente de todo. Lo ves, siempre tan amable, cric-cric-cric, te hace luces. Y tú piensas: ” ¿Qué pasa?”, y llevas las luces encendidas. Y los ves que te saludan al pasar, como queriendo decir: “Soy amable”. O cric-cric-cric, y te hacen el gesto de que llevas la puerta mal cerrada. Que dices: “¡No, es por si quiero suicidarme!”. ¿Que te falla una luz de freno?¡Uy! Entonces ya es: “Cric-cric-cric, cric-cric-criiiic, ¡¡¡croc-croc-crooooc!!!!!. Hasta que ellos mismos se meten el hostión. Son como Michael Landon en Autopista hacia el cielo , una especie de ángeles de la guarda. Están enfermos de avisar. Una vez paré en un área de servicio para hacer un pipí, y cuando salgo, un tío me empieza a seguir con el coche. Digo “hostia, un paranoico”, venga hacerme luces, venga hacerme luces, y yo no entendía las señales….Hasta que me paro y le digo: “¿Qué pasa?”. Y me dice: “No, sólo queria avisarle que lleva la bragueta abierta”. Y yo el dije: “Usted sabe cómo pienso entretenerme en el viaje?¿A usted que le importa?”. Y el tío me dijo:”Perdón: aqui ya he acabado”. Era un hombre bueno, ya está. Resulta que me había visto cuando salía del lavabo y me lo venía diciendo haciéndome luces. El tío iba a Girona….¡y llegó hasta Francia! Dice: “He venido a Francia para decirle lo de la bragueta”. Me lo miré con una cara….Dice: “¿Que no se ha fijado que se lo decía en morse?”. ¡Como si yo tuviese que saber morse!.
Son esas pequeñas cosas las que te acaban convirtiendo en un conductor agresivo. Las que provocan que el resto de los conductores te den rabia. Por ejemplo, los que conducen con el brazo fuera de la ventana. Pero no con el codo……¡con todo el brazo fuera! ¡Como si fuesen buscando espárragos! ¡Que rabia! Dices: “Este tío, llegará al peaje sin brazo, porque a la que pase un camión de Leche Pascual, está listo”. Es el tío que va se sobrao , normalmente con un pañuelo en el cuello, con un descapotable, aunque esté a punto de llover, que piensas “ya lloverá, ya…”. O los que llevan la música a toda pastilla. Y van con una cara como si no oyesen nada. Que dices: “No, no te hagas el chulo, ¡que te está a punto de sangrar el tímpano!”. Y el tío, chillando: “¿Tú crees que está fuerteeeee?”, que ya esta sordo como una tapia.
Por no hablar de los que hacen pelotillas cuando están en un semáforo. Creo que todos….,¿no? Parece que parar el coche sea sinónimo de mover los dedos. Es lo que decíamos de la orden: el cerebro envía una orden, ¡y dedos a la nariz! Y los dedos, entre ellos: “cuál te quedas?” “este mismo”, y venga, a hurgar. Uno dice: “Voy cambiando para que no se enfanden los otros”. Después etán lo más viciosos, que se dejan la uña del dedo meñique laaarga….Para hacer de pala. Dice: “Es que toco la guitarra”. ¿Sí? ” Tu haz pala que así sacas más cantidad, ¡que yo te he visto!”. Y el problema no es sacar, por que cada uno es libre de hacer lo que quiera con si nariz. El problema es dónde lo pones. ¿Te lo guardas en la mano? Vas conduciendo y te llaman al móvil y aquello va creciendo…. Y ves llegar tíos con una bola en la mano que parecen la Virgen de Montserrat. Normalmente el tío dice : “Yo lo dejo debajo del coche, como es mío….”. Oh, es tuyo, es tuyo….¿Y si lo coge tu mujer? Imagínate que busca pintalabios que se le cayó un dia, o una hombrera, y sale aquello…. ¡Que parece el monstruo del pantano! Asqueroso, muy asqueroso. Racionalicemos un poco este tema: la mejor opción es hacer una bolita y cuando está reseca, fuera. No hace falta guardarlo, que tenemos más. No nos las acabaremos…., por eso, no hay que sufrir.
Uno de los principales focos donde se concentra más agresividad es en las retenciones. Estaríamos hablando del Vietman de la rabia. De entrada, te cabrea mucho no saber por qué estás parado. ¿Por qué? Siempre hay el tipico que sale y hace de portavoz. Es ese hombre de mediana edad, domingueros para más señas, que va informando. “Parece que hay un accidente….Como mínimo…dos horas…” Y la mujer : “Súbete al coche, súbete al coche”. “Calla”. “Súbete al coche que arrancarán…” “¡ Que te calles!. Normalmente siempre es culpa de algún animal: un camión de cerdos, un rebaño de ovejas, una manifestación contra los inmigrantes…Encima, la cola de al lado siempre avanza más rápido que la tuya. Dices: ” Me pongo a la derecha, que ésa va bien” Y cuando entras, se ponen todos de acuerdo: “Atención, ha entrado el gilipollas” Y ves pasar al que llevabas detrás, que ahora va primero…..Y al final, el coche de atrás engancha tanto, que te acaba dando por culo. Dicho en el mejor sentido, si es que lo hay.
Después de una dura jornada al volante, llega la hora de irse a casa, y es entonces cuando te preguntas: si es el universo infinito, ¿por qué cuesta tanto aparcar? Dices: “Chata, ve subiendo que ya aparco yo”. Y cuando llegas a casa: “¿Dónde estabas, dónde estabas?”. Y tienes que decir: “¡Estaba aparcandoooooooo!”. Éste es el último obstáculo que hay que superar antes de llegar a casa con las pilas cargadas. Cargadas de mala leche.
Moraleja: si tenéis que salir con el coche, llenad bien el déposito, pero sobre todo cargaos bien de paciencia. Porque más vale perderse por el camino que perder los estribos.
17/07/07 Publicado por taximarbella
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